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sábado, 5 de marzo de 2011

Entrevista con Javier Fierro Arroyo “Personaje del mes”

Por: Ana María Garduño Gaxiola


Rubén Rivera y Javier Fierro Arroyo

A 20 años de incursionar en el mundo de las letras, hoy el ingeniero Francisco Javier Fierro Arroyo, se ha convertido en un puntero de la investigación científica en México, promueve novedosos métodos de medicina alternativa como lo son: la terapia de fotones y, la de procesos digitales en cadenas de proteínas. Desde el 2003 es miembro de la Academia de Ciencias de NY y este año debutó en la Real Academia de Ciencias Químicas de Norteamérica.




Ingeniero, sabemos que aparte de su ejercicio profesional en la medicina alternativa, usted ama la literatura y que se ha dado a la tarea de organizar varios encuentros entre escritores de Sinaloa, Chihuahua y Nogales, ¿cuál es el motivo de estos encuentros?

El motivo de estos encuentros saliendo de Los Mochis es del antólogar…antólogar definitivamente lo que hasta ahora únicamente han sido inquietudes, quimeras, ilusiones, todo lo que hasta ahora ha sido el lenguaje figurado a través de los sueños. Se nos ha invitado a participar en la próxima feria del libro que se va a desarrollar en Nogales, Sonora. Vamos a participar activamente pero sin una obra concreta, la obra somos nosotros en si mismos, nuestras palabras, nuestra presencia es la obra que llevamos. Estamos muy contentos de poder participar en encuentros de la palabra.

Estamos enterados de que usted invitó al poeta de Culiacán: Rubén Ribera, a dar una plática a los escritores nogalenses, ¿en qué consistió ésta?

El arte carece de anticipación, en el arte no existen el antes de, ni los elementos de antelación, el arte es un hecho que se suscita sin referentes. Rubén Rivera, en si mismo se presenta como poeta y como poeta carece de argumentos, únicamente lo llevamos como presencia física para que los nogalenses y las nogalenses pudieran ver de impresión directa a el cuerpo del poeta de manera tácita. Dado lo saturado de la agenda de Rubén, éste, trato de abordar de una manera rápida y veloz los puntos sustanciales (si es que de hecho los tiene la poética) y de su sintaxis; Esto fue lo que abordó el poeta de una manera muy rápida, en una plática que duró prácticamente tres horas, y que posteriormente trató de continuarse fuera del espacio público de “La Casa de la Cultura” de Nogales; y que se llevó  a fondas, restaurantes, en lugares donde hubiera comida, bebida, risas, y mucha, mucha, mucha alegría.

¿Con qué instituciones se coordinaron para realizar esta plática-taller?

Unas de las quejas que escuchamos en privado, que son las mismas quejas que hemos escuchado siempre por parte de los grupos literarios independientes, es la que le externó Ana Gloria Sánchez, al poeta Rivera, es la del maniqueísmo de los premios, de la distribución de los recursos y la carencia de estos para promover la Cultura; de lo parco de las partidas con las cuales todos aquellos que están interesados en desarrollarse un Ser a través de ésta, pues se ven obligados a navegar con sus propios recursos, o sea, con su propia parquedad en pocas palabras. Yo creo que es una de las crisis más fuertes que enfrentan los aspirantes a desarrollar un trabajo de creación: darse cuenta que el único recurso que realmente tienen, es su propia parquedad, su desmedido pauperismo. Yo en el momento en que estuve en Nogales, les hice ver esto: que si ellos no eran capaces de entender que el único recurso con el cual iban a contar para desarrollar una obra era su propio pauperismo, y su miserable existencia, pues, que era por demás que esperaran recursos por parte del Municipio, por parte del Estado, o por parte de una fundación. Y que no cayeran en el error de creer que algún poeta o algún escritor que ha logrado a base de un esfuerzo titánico obtener una bequita, con la que pueden darle sus treinta mil pesos al año, les vaya a dar un espacio. Obviamente que en la medida en que los escritores se hagan fuertes a través del estado de indigencia en el que permanentemente tengan que vivir, ellos podrán ir formando su propio trabajo de creación. Pero, no les gustó mi claridad, con la cual les expuse tan parcamente las cosas y, pues entonces decidí llevarles al poeta Rubén Rivera para que, ni siquiera les dijera eso ya, simplemente para que se presentara y les dijera: ya me voy porque vengo muy apurado, muy presionado por el tiempo y ahí se la echan.


Sabemos que usted en este encuentro, apoyó al poeta Rubén Rivera, para que recorriera la ruta de Antonin Artaud, y que lo contactó con el reconocido escritor chihuahuense; Enrique Servín,  que también es un estudioso de las etnias y de sus lenguajes. ¿Podría comentarnos algo de esto?

Las recomendaciones que le hice a Rubén Rivera, cuando me planteó que lo apoyara para recorrer la ruta que recorrió y que describe Antonin Artaud, en su texto “El País Tarahumara” fue la de… si por qué no se convertía en chaman, y dejara a Antonin Artaud, que después de todo ya tenía el cabello largo, yo le podía poner las plumas, y hasta podía bailar pascolas, y que él mismo a través de un buen peyotazo, pues, se liberara de todos esos formulismos culturales y entendiera o vivenciara lo que Antonin, vino o fue a buscar a la Sierra Tarahumara. Yo lo invitaba a que no se quedara en el marco estructural, que avanzara más lejos. Él al principio me preguntaba con cierta duda, del cómo le haría para llegar a ese lugar, yo le decía, pues, es cuestión de que llegues a Chihuahua, y que te contactes con el primer indigente que veas, que hables con él, y le preguntes: ¡Oyes¡ cómo puedo llegar a un estado como el tuyo,  y darte cuenta de si tiene el suficiente juicio, como para decirte cuales son los pasos que puedes seguir para llegar a ese estado de indigencia, jajajaja.
Si lo tiene, pues ¡habrás encontrado la ruta de Antonin Artaud¡ Ahora que es difícil, porque por lo regular cuando se hace este tipo de preguntas, a este tipo de personas no le ponen mucha atención a uno. Como que existe un sequito muy cerrado entre los dementes ¿verdad? Rápidamente se dan cuenta de que uno está cuerdo y no nos hacen caso, pero, a base de insistir, insistir, insistir, porque obviamente Antonin, no estaba loco ni Rubén, tampoco. Fueron buscando una locura que no tenían…que quisieron creer que la tenían, pero entre el creer y el Ser hay una distancia muy grande.
Me dio gusto porque cuando lo acompañé en la ciudad de Chihuahua, Rubén, abordó a cuanto indigente se encontró, y trató de que le hicieran ver, cuáles eran las rutas a seguir para llegar al opúsculo de la demencia. Llenó varios cuadernos de sugerencias, de figuras,  pinturas, trazos, croquis. Incluso fue tan extremosa la situación, que los cuadernos de notas se le perdieron como cinco veces, y de una manera inexplicable, los volvía a encontrar. Puesto que es obvio que quién va a levantar unos cuadernos de esos, ahí donde se caen, ahí se quedan tirados. Al otro día pasaba Rubén, por donde mismo, y pues, ahí estaban los cuadernos donde se le habían caído, los volvía a retomar y seguía anotando, anotando, anotando, y más y más y más notas.
Yo lo contacté con Enrique Servin, que en una de sus obras crea un conjunto de sonidos, porque el Tarahumara, no es un lenguaje escrito, es un lenguaje oral, es un lenguaje que no tiene acceso a la gramatica. Yo le propuse a Servin, que si porque no creaba algo fonético, un curso de Tarahumara en el que la gente comprara los CDs, y a base de pronunciar y pronunciar ciertos gluturemas, fueran aprendiendo bien el Tarahumara… como que no me tomaron en cuenta, como que ellos deseaban algo más esquemático, algo que quedara dentro del marco de SEP, algo que se pudiera editar. Y en eso quedaron, Servín, le autografío y  regaló un libro a Rivera, y quedamos todos contentos. Rubén, cumplió el propósito de recorrer la ruta de Antonin Artaud, regresó a la ciudad de Culiacán junto con Víctor Luna, para seguir trabajando en su compendio étnico, dentro del campo de la poesía.
Qué nos puede compartir del encuentro de escritores que usted organizó en Chihuahua, entre los cuales se encontraban, Rubén Rivera. Víctor Luna, Enrique Servín, y Alfredo Espinoza.
Lo que nos llevó a organizar la reunión en Chihuahua, fue el cambio político que se está dando ahí,  al igual que en nuestra región (Sinaloa), por el cambio de poderes que se dio, y como esto genera inestabilidad, en los “egos” o los “yoes” de los principales generadores de cultura porque se vuelven más blandos, más flexibles, son los momentos en los cuales se pueden crear nuevos criterios.  Criterios que dependerán en buena medida de los resultados electorales, en la medida en que estos sean atinados a los intereses de los susodichos proveedores de la cultura, pues todas las propuestas que se hayan manejado con antelación con los grupos independientes, pues obviamente que irán desapareciendo, ¿verdad? Y en caso de que los procesos electorales sean en su contra, pues, también desaparecerán.

Chihuahua, es tierra de probidad, es tierra de sueños, es tierra de ilusión, donde se antóloga al escritor, al hombre de letras a través de su oficio, de su entrega, de su trabajo. En este encuentro de sinaloenses y chihuahuenses, creo que el nombre de un escritor ya fallecido, citado por Alfredo Espinoza y Enrique Servín, está presente en la memoria de la obra “Tierras Bárbaras” (de Espinoza) el autor lo cita con bastante juicio, con bastante sentido de la propiedad, no quiero mencionar el nombre de este escritor que viene siendo el padre o el decano de estos escritores con los que estuvimos para que lean el libro de Alfredo Espinoza, y tengan un acercamiento con él. Cómo finalmente cada espacio intenta crear su propio carácter egregio en el campo de las letras, para que un escritor alcance este nivel… pues… definitivamente tiene que fallecer y empezar el lento proceso de citarlo. Aquí en Los Mochis, todavía no se muere nadie de los presentes, obviamente no los citamos, estamos esperando a ver cuando fallece alguno para ver si ya los empezamos a citar. Ellos nos llevan ventaja allá en Chihuahua, ahí ya se han muerto varios y de unos quince años para atrás algunos se han empezado a citar, a mí me da gusto de que lo hagan, tanto de manera presente en la vida cotidiana de la tertulia literaria del café, como del que los citen por medio de sus obras, siendo que en vida jamás hablaron de ellos, cosa que aquí también lo veo con bastante satisfacción, obviamente no es mi aspiración ¡que me vayan a citar¡ más bien yo quisiera citar a algunos de los escritores de aquí, de Los Mochis, pero definitivamente no se les ve muchas ganas de morirse por lo cual, pues, durante mucho tiempo seguiremos careciendo de escritores egregios en esta región. Invitamos a otros a que se sumen, presenten su obra y a que efectivamente dada la riqueza de ésta, pues, que fallezcan.






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